Cada vez son más los elementos tecnológicos transformadores que se pueden observar en multitud de ciudades. Ya no hay que irse a Nueva York, Londres o París para ver alumbrado público inteligente o experimentar la conectividad en el transporte de la ciudad. Es cierto que la vanguardia de la innovación se da en metrópolis como las mencionadas, con alto nivel económico y una infraestructura ventajosa para llevar a cabo los avances de forma más dinámica que en lugares que no están tan preparados.
Pero la experiencia en las grandes, tiene que darnos a las empresas transformadoras, las herramientas y la capacidad de adaptarnos a las más pequeñas. Desde ésta área, se han de ofrecer proyectos asequibles para pequeñas y medianas ciudades que inevitablemente se están sumando a la transformación, pues la inversión prevista para proyectos relacionados con las smart cities a nivel mundial, se estima que va a superar los 114.000 millones de euros.
Propuestas como la de Europa 2020 apoyan plenamente el desarrollo de la industria de las ciudades inteligentes como base para llegar a otros objetivos. De ella según el plan, van a depender áreas tan importantes como la reducción de la contaminación, la mejora en los transportes públicos, la creación de empleo o el crecimiento sostenible. Pero la lista obviamente es mucho más amplia, lo que genera oportunidades en toda la industria tecnológica al servicio de la mejora de la calidad de vida y la simbiosis con el medioambiente.
No es casualidad que las esferas gubernamentales de todo el globo estén apostando por el desarrollo de las smart cities. No olvidemos que éstas se componen de seis elementos que no son únicamente tecnología e inteligencia artificial.
Al influir en tantas áreas y vivir en un mundo cada vez más conectado, se hace necesario crear una sinergia de las áreas base del desarrollo, con la conectividad. De esta forma vamos hacia modelos más optimizados que nos permiten avanzar en muchas esferas sociales, tener una mejor calidad de vida y acceso igualitario a la información. Por esta razón se verán aumentados casi un 19% con respecto al año anterior, los presupuestos para potenciar distintos aspectos de las smart cities en todo el mundo. Porque esta inversión supone una transformación social a todos los niveles.
Aunque el 29% del gasto mundial en este sector el pasado año lo acumularon las 100 ciudades que más invirtieron, el informe Worldwide Smart Cities Spending Guide desarrollado por la International Data Corporation (IDC), indica que hay un mercado muy amplio y disperso de ciudades más pequeñas que invierten en esa escala. Pero no por ello menos importantes. Es una gran noticia que la transformación esté calando no solo en las más grandes, sino que va a ser la realidad en la que todos vamos a vivir, por lo que atender los mercados locales se está convirtiendo en una necesidad y por tanto, en una buena oportunidad de negocio.
Como señala Ruthbea Yesner, vicepresidenta de IDC Government Insights and Smart Cities and Communities, «Los gobiernos regionales y municipales están trabajando arduamente para mantener el ritmo de los avances tecnológicos y aprovechar las nuevas oportunidades en el contexto de la gestión de riesgos, las expectativas públicas y las necesidades de financiación para escalar iniciativas (…) y se están concienciando que es necesario incorporar el coste de implantar mecanismos inteligentes en los presupuestos.
Según el mismo informe América Latina y Japón experimentarán el crecimiento más rápido en nuevas inversiones. Singapur seguirá siendo el país que más invierta en esta área, Tokio la ciudad que más va a invertir en inteligencia artificial este año por el evento de los Juegos Olímpicos, y en tercera y cuarta posición se colocan Nueva York y Londres. Se estima que cada una de estas regiones gaste aproximadamente 1.000 millones de euros en el transcurso del año.
El epicentro de estas inversiones se localiza en el área de las redes inteligentes. Un tercio de los presupuestos del pasado año fueron destinados a proyectos relacionados con energía e infraestructuras supeditadas a redes inteligentes, despuntando también las áreas de transporte inteligente y seguridad basada en datos.
Las redes de este tipo en electricidad, gas, o combinadas se llevaron también parte de las mayores inversiones que se realizaron, pero las áreas que apuntan mayor crecimiento son la vigilancia visual fija, el transporte público avanzado, la gestión inteligente del tráfico, el seguimiento de back office conectado, y analizando a cinco años vista, la conectividad de los vehículos, el gemelo digital y los dispositivos portátiles serán los sectores más financiados.